Llevar sobre su cabeza hasta cincuenta veces su propio peso no es una cosa que pueda hacer cualquier hormiga, pero sí es cierto que transportan volúmenes mucho más grandes que ellas. Lo mismo puede decirse de la mayor parte de los insectos como, por ejemplo, los escarabajos, entre los que destaca el pequeño Onthophagus taurus, capaz de arrastrar 1.141 veces su propio peso.
Atta, las hormigas que pueden levantar hasta 50 veces su peso
Puesto que las hormigas se organizan para realizar tareas dentro y fuera del nido, aquellas que tienen que salir al exterior en busca de comida tienen que recorrer grandes distancias y transportar semillas, trozos de hojas, etc. hasta el hormiguero. Y, excepto cuando lo transportan en el buche, acarrear con ellas supone sujetarlo con las mandíbulas con fuerza e ir avanzando, superando todo tipo de obstáculos.
En concreto, las hormigas que pueden levantar ese máximo de hasta cincuenta veces su propio peso y treinta veces su volumen son del género conocido como Atta, unas hormigas cortadoras de hojas con potentes mandíbulas que sólo pueden encontrarse en Latinoamérica. Además, curiosamente, su interés por las hojas no es comerlas, sino alimentar con ellas unos hongos subterráneos de los que se nutren.
Las mandíbulas y su tamaño: el secreto de su fuerza
El por qué de esta portentosa capacidad para cargar objetos más pesados que ellas mismas y recorre con ellos grandes distancias es una de las grandes curiosidades del mundo animal. Al igual que ocurre con otros insectos, su diminuto tamaño es clave para explicarlo.
Básicamente, además de disponer de unas mandíbulas fortísimas y de un cuerpo muy adaptado al transporte de peso con seis patas entre las que distribuir el peso y un esqueleto ligero, algo que obviamente facilita la tarea, lo cierto es que a medida que el tamaño del cuerpo de un animal aumenta, éste lo hace en mayor medida que su fuerza muscular.